De chiquita supe que había cosas que nadie más que yo podía comprender, que mi estado natural era el encierro en mí misma, el encierro en papel, la comunión con personajes de ficción, la descrpción cabal de mi vida sólo con palabras jamás con hechos.
¿Quién me metió en el cuerpo la ilusión comunicativa? ¿De dónde saqué que era posible?
No hay comentarios:
Publicar un comentario