Aristocracia obrera
Juana Bignozzi
Las casas que vimos construir tienen años
las amplias labias son sólo discursos de mitómanos
charlas de magisters
cátedra de confusión
no hay olvido ni paz sólo alguna entrevista pendiente
una carta por escribir
la distancia siempre llegó demasiado temprano a mis fiestas
mucho más de lo que amé ha caído en el vértigo de lo ridículo
la poesía es una señorita esquizofrénica que delira al après-midi
los que ostentaban la escoba de la historia
cuidan la limpieza de sus legajos
yo sonrío aunque no haya laúdes con qué
acompaño a la gente hasta el ascensor
abandonada, perro de umbral en las tardes
viejo pecador converso jamás en silencio
a ver
líneas de las manos
de venus destrozada de apolo inmejorable
alegrías que no le quitan profundidad a mi pensamiento
pero sí lo aligeran
recuerdo algún cementerio sentimental
cierta felicidad de un viaje nocturno
enloquezco con estilo
mientras los dueños de esta luz de domingo a la mañana
con un sentido de la realidad muy argentino
jugados a la precariedad y a la historia
sobreviven en tensa vigilancia
ignoran la tranquilidad de las siglas
no se tranquilizan con ajenjos marchitos
ahora que todo empieza a terminar
confiemos en la diferencia de nuestras muertes
nada las cambiará
menos estas alianzas pasajeras
las maravillosas delicadezas y sus culitos pateados
cada vez que muevo esta mano
cambio de lugar un objeto
aparto algún rostro
como en un triunfo de mis peleas y de mis muertes
o una felicidad de mi final
sé que mis hermanos desconocidos no me olvidarán
(De Regreso a la patria)
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