lunes, 3 de agosto de 2015

Lijar una pileta, la cabeza del lobo feroz conurbano y otras pesadillas menos inquietantes

Dice en feis Felix Bruzzone
2 horas ·
Lijar una pileta es un acto temerario. La tierra que la rodea tiene horror al vacío y siempre presiona para llenar el hueco al que llamamos pileta. El hueco puede estar muy apuntalado por esa estructura sólida de hierros, cemento y arena y agua a la que también llamamos pileta, pero la tierra lleva millones de años dándole vueltas al sol, conoce muchas más mañas que una pileta y que el ingeniero que inventó el hormigón. Lijar una pileta es meterse en ese hueco vacío al que la tierra presiona. Meterse ahí durante horas. Estar expuesto al capricho voraz de la tierra con horror al vacío. Es un desafío a las fuerzas de la naturaleza. Es como ir a la luna. Una imprecisión en los cálculos y te pasás de largo, conocés el lado oscuro y rezá si querés volver sano y salvo. Volver a casa de madrugada es parecido. La YPF de 202 y panamaericana, a las tres de la mañana, es la cabeza del lobo feroz conurbano que engaña al hombre que baja del bondi y escucha sus mentiritas de cuento infantil. Sin embargo lijar una pileta es peor. Salvo que uno lo tome como una danza, una que puede terminar mal, con uno enterrado bajo toneladas de tierra y hormigón hecho escombros... Hay pesadillas menos inquietantes. Y todo esto sin hablar del trabajo en sí, el trabajo de lijar. Pero de eso no hay que hablar porque el trabajo siempre es bueno. El trabajo es dignidad, y hasta milagro. Hay que agradecerlo aunque te deje abandonado en el fondo de un pozo ciego o atrapado en una mina con 33 chilenos. La bendición del trabajo sana hasta a las expectativas más horrorosas. Es por eso que uno ya no tiene expectativas y siempre se prepara para algo nuevo y hermoso y entonces eso bueno y hermoso siempre llega. Lijar una pileta, por ejemplo, ¿qué más podía pedir yo para un día como hoy?



6 horas · 

Para los que pidieron (en realidad nadie lo pidió, pero bueno), fotos de pileta lijada (y cielo, de paso).












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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...