domingo, 23 de agosto de 2015
Cíclica perdonada
De a ratos me martirizo pensando para qué me hago a mí misma estas boludeces de buscar a Gustavo, de creer que algo puede ir bien con él cuando tantas veces quedó demostrado que no y apenas lo saco de mi vida todo es mucho mejor y me recupero a mí misma. Ayer se me ocurrió pensar que quizás, cada tanto, cíclicamente (¿por qué no? ¿por qué no caer y levantarse y repetir para ampliar y por qué me reclamo a mí misma un pseudo camino lineal cuando vivo reivindicando los giros y los rebrotes?), digo, por ahí, cada tanto, necesito confirmar que mi vida es mía y no lo necesito a él (que es mi historia vieja, mi adolescencia, "el padre de mis hijos") ni a ningún amor para ser feliz, que todo lo que tengo es maravilloso y no voy a dejar ninguna parte de mi mundo por nadie que no ame como yo cada parte de mi mundo y venga a sumar el suyo con alegría, mucha alegría.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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