Domingo. 20 hs. Toy sola en casa desde mediodía haciendo todo lo que me gusta: leer, escribir, jardinería, mates. Golpean las manos. Me asomo por la ventana y no entiendo lo que veo: el pelotas me saluda con la manito detrás de la reja. Salgo sin pensar estrategia. Sé que no voy a acercármele ni para darle un beso de hola.
Nuestra larga historia juntos y separados dice que esto es inédito, que él jamás me busca y que yo jamás lo rechazo. Aunque él dice que es al revés. Pero nuestro excódigo me dice que este se cree que me voy a mear por verlo bañadito un domingo en la puerta de mi casa. Creo que hasta fui yo la que le dijo mil veces cuánto me gustan las sorpresas y cómo lo extrañaba y esas cosas del pasado (reciente, pero pasado al fin).
Hola, qué hacés, me dice pero como no es una pregunta, no la contesto. Asumo que viene a buscar una rueda de su auto que quedó en el baúl del mío aunque no me avisó que venía por eso ni hace más que quedárseme parado al lado o no sé dónde cuando abro la reja pero no no no no no lo invito a pasar (ni pienso convidarte berenjenas, ni contarte nada de los chicos ni sonreirte mucho ni preguntarte por qué te quejás cada vez que te movés como si te estuvieras desarmando aunque no pueda evitar notar que salí a atenderte sin corpiño, en ojotas, despeinada y que tratás de recordarme que viniste el jueves y yo no estaba).
Le doy las llaves del baúl, le hablo de otra rueda que él dejó acá el jueves, de otras que quedaron en un rincón hace mucho. No parezco enojada, aunque dudo, decido mantenerme en el rango de la indiferencia. Por ahí no me aguanto y le digo "¿Viste que ya camino bien? Ah,sí, cierto que vos me viste el otro día..." Me siento muy idiota cuando él me dice "Bien del todo todavía no..." (Otra vez caí en el hacerme la nenita que le cuenta boludeces para que la aplauda) Pero me recompongo y le digo que mi auto no arrancó más y que lo putié de arriba a bajo a él y a su amigo cuando entré a mi dodge y vi cómo estaba roto el volante y faltaba la cubierta y la manija de la puerta. Me dijo que no era nada, que había que cambiar eso, que él traía para cargar la batería, hasta intentó a arrancarlo y lo diagnosticó. Je.
Se fue caminando como un boludo rodando la rueda. Cuando estoy cerrando me dice: "Cuchá, el mes que viene mevas a tener que hacer dos recibos..." (Onda echarme en cara que dejó sus monedas roñozas después de meses de creer que medio polvo conmigo lo libraba de sus cuotas mensuales". Ni eso logró enojarme. Le dije que el papel lo tenía Rafa que es el que pasa por su casa a la vuelta del cole, que si me esperaba le hacía otro. "No, no, dejá, el mes que viene". Je, qué buenito que sos, pienso yo, tus estrategias de seducción son más truchas que mi ironía.
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