jueves, 28 de mayo de 2015
Qué manía la mía de preocuparme por todo
Elga (tito bebé) se asustó anoche del gato feo del vecino. No sabíamos dónde había ido a esconder su miedo. Me dormí pensando en que no puedo controlar el destino de todos los seres asustados que pasan por mi vida. Mijita se fue esta mañana encargándome que, cuando me levante, me fije. Como siempre, la vida me demuestra que no soy imprescindible (y eso es tan tranquilizador como inquietante): Loto durmió lo más pancho toda la noche en la pieza de Rafa.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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