Hace 25 años escribí para Gus un poema triste que decía algo así (me autocito de memoria):
"Sólo sé que entraste y saliste de mí para siempre.
Tus idas y venidas están escritas
con mi sangre
en la piel del mundo."
Hoy digo:
Sólo sé que entro y salgo de vos para siempre.
Mis idas y venidas están escritas
con tu sangre
en la piel del mundo.
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