Recibimos vía campus:
La traducción de "Für Walter Jens" propuesta por Trotta (pág. 163) está casi bien (mis opciones sólo se justifican estéticamente), salvo el final: "zu immer" es "para siempre" lo que, separado por guiones (como Celan lo hace) da "siempre-, siempre- / parapara". "asíasí", cualquiera lo nota, suena obsceno.
¿Para qué se traduce? Para producir, en la propia lengua, una herida y una apertura. Traducir no tiene que ver con la lengua otra sino con la lengua propia: ¿cómo la pongo en relación de extranjeridad consigo misma? No hay que traer el texto extranjero a la lengua propia, sino llevar la lengua propia al texto extranjero. Para eso, hay que pensar en la propia lengua y hacer con ella lo que el texto quiere. Importa tanto, pues, el reconocimiento del texto extranjero como el desconocimiento de la lengua propia.
Saludos
DL
pd: me reservo "Todesfuge" para leerlo la semana próxima en alta voz. Me quedó precioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario