Estuve en el stand de Corregidor meta poesía brasileña y en el de eudeba me compré 5 libritos del Chiribitil para que me venga con una remera y resulta que eran hasta talle 10, no entendí por qué no me entra.
Los tres vendedores de Corregidor, unos capos, me dieron el Ana Cristina Cesar que pedí y me recomendaron dos poetas geniales más: Gullar y Lalo. Ya estoy leyendo fascinada. Hablamos allí de Noll y de Ferrez y ya sueño con mi proyecto de adscripción a Brasileña.
Rafa me hace girar con la silla de ruedas y me mareo. Se ofende porque dice que soy vieja malaonda. Él y Magda se ponen insoportables con lo que quieren ver y lo que no, como cuando íbamos a sanmi a comprar ropa. Me doy cuenta que hace mil años que no ando con mis hijos por la calle. Trato de disfrutarlo, es tan complicado relajarse y no querer conformarlos siempre a todos.
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