"¿Y? ¿Todavía no están listos? Cuando me llamaste me hubieras dicho que faltaban quince minutos y yo venía tranquilo. ¿No quedamos a la una o una y media? Son 1.35". Gustavo se puso la gorra y yo sonrío y le digo que así es salir con la familia, que se relaje y me creo la escenita de señora con marido aunque él me esté llevando a la Feria del libro dentro de su programa de viajes y yo tenga que pagarlo.
"No te puedo esperar ni dos horas ni tres, me tengo que volver a laburar." "¿Por qué si te pago la espera?" (La muy hija de p. quiere arreglar todo con dinero fácil y se encapricha en clienta forra) "Porque no pasé el viaje por la agencia y no puedo estar acá porque hay laburo allá." Me da bronca pero lo entiendo. Creo que hasta me alegra que tengamos cada uno su propia vida y él se resista a mis vanos intentos de transformarlo en mi perrito faldero.
"Miren qué linda la ciudad... las calles, los balcones, las palomas, ¿nunca te pusiste a pensar quién vivirá en esa ventana, por ejemplo?" Padre, hijo, hija: las mismas caras de culo y nariz fruncida por el smog y el tránsito de Buenos Aires, la bella ruidosa.
¿Bajamos en Boedo? No, eso es Flores y tenemos que ir a Palermo. No es Flores, es Caballito. No, Caballito es Carabobo, y ya la pasamos. ¿Este GPS no anda? Hay que ponerlo con el auto detenido. A ver, pa, dame... no se puede. Bajemos en esta... deberíamos haberido por JUan B. Justo... pensé que me iba a dar cuenta cómo ir pero no... Capo, para ir para la Rural?Ah, estás relejos, andá por acá hasta la primer avenida y ahí a la izquierda y ahí... Qué cagada. No se quejen, a mí me gusta pasear por acá.
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