lunes, 18 de mayo de 2015

La salvación de la ojota


Dice en feis Felix Bruzzone
1 hora · Editado · 
 
Estoy en pileta de clienta marciana. El fondo está muy sucio, lleno de hojas, y entonces voy lento y me distraigo, y paso el barrefondo de memoria mientras miro entre las plantas que decoran el borde. Quizá encuentre algún huevo de pascua dejado por el conejo, pienso, o así. Un tesoro olvidado en un jardín. Cuando no hay jardinero (y mi clienta marciana no tiene jardinero, hasta donde yo sé) suele pasar que entre las plantas haya cosas inesperadas.
Esta vez, muy camuflada por el barro y el moho, una ojota verde.
-¿Qué hacés acá, ojota?
La ojota no habla. Está dormida, o muerta. Se la ve muy maltratada.
-¿Hace cuánto que estás acá? ¿Y tu compañera?
La goma de la ojota parece atacada no solo por la tierra y el moho, se ve que antes estuvo bajo el sol, hábil destructor de todo tipo de goma, que la decoloró y dejó huellas profundas en su piel, como pozos. ¿O fueron los insectos? ¿Qué animales comen goma, además de los perros de jardín?
-Habría que hidratarte, ojota. Te voy a llevar a casa.
La enjuago mientras el barrefondo anda casi solo, a esta altura...
Sin embargo, no sé si habría forma de devolverle a la ojota su verde, tan apagado ya. No sé si el daño no será irreparable. ¿Cómo se hace con lo irreparable? ¿Se intenta reparar o se deja así?
Cuando termino de limpiar medito un poco y decido llevarle la ojota a mi clienta. La marciana quizá sepa más del tema porque allá en Marte puede que tengan soluciones y respuestas para todo.
Pero la experiencia de la marciana en esto no parece muy espectacular. Agradece el hallazgo de la ojota y sonríe. Siempre sonríe, ahora que me acuerdo. ¿Es un tic? ¿Es una artista de la sonrisa? ¿Me usa de espejo para ver mi respuesta a su sonrisa?
-¿Cómo quedó la pileta? -pregunta-, estaba horrible, ¿no? -agita la ojota, sacudiendo las últimas gotas que le quedan.
-Bien, bien. ¿Tenés la otra ojota?
-No creo, debe estar pora ahí, donde encontraste esta. ¿No la viste por ahí? Andá a saber quién se la olvidó -se ríe. -Igual para algo me va a servir, tranquilo.
-Ok, bueno. Y sí, la pileta quedó bien. Llamame más seguido así no empeora.
-Obvio, y ahora con el dengue ni hablar, más vale que la tenga bien limpia.
-El dengue, claro.
La ojota abre los ojos y me mira. No entiendo si me pide ayuda o me agradece. Algo bueno por ella hice. No creo que te usen más, por ejemplo. No creo que vayan a volver a pisarte. Y te salvás de los insectos comedores de goma. Quizá ahora pases a servir para darle correctivos al perro. No está tan mal, ¿no? Yo limpio piletas y la zafo. Una nueva vida, ojota. ¿O te gustaba ser planta? Después contame.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...