Estoy sentada en tu auto, el de los vidrios polarizados, enfrente de la prestataria mientras vos vas a sacarme las fotocopias. Te veo hacer la cola con mis papeles en la mano, me da uno de mis amados ataques de amor amor. Entrás al local. Miro para adelante, relajada, ancha. Y entonces escucho que se mueven las perillitas de las trabas de las puertas de este auto tan loco como automático como desconocido. Te miro pero no me ves, digo "No es nada". De nuevo el mismo ruidito de trabar y destrabar. Pienso "Éste está jugando con el control remoto de esta cosa, jaja." De nuevo: tric trac tric trac. Entonces abrís mi puerta y me decís:"¿No ves que te estoy haciendo señas que me abras la puerta para preguntarte? ¿Qué te tengo que sacar de esto?"
Ja. Te amo.
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