Terminé de leer Me llamo Rojo, de Orham Pamuk. Hace rato te puse algunos fragmentos, luego supe que es tan magnífica como para desear copiarla toda: a mano, con tinta china, dejando los ojos en el intento.
Tantos momentos de la emoción más intensa, del amor más gigante por esas voces de personajes misteriosos, lejanos, deslumbrantes, las voces de dibujos, las voces del asesino y del muerto, del color rojo y de la muerte misma.
Me encantó el personaje de Sekure y que ella cierre la novela. El párrafo final es genial, no te lo copio porque todo el capítulo es impresionante y ya no me conformo con pegar retazos aquí.
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