jueves, 14 de mayo de 2015

A la vuelta de la Feria

"Mandale un mensaje a mi hermana a ver si ellos van para lo de mi viejo esta noche y te pueden llevar." (Mando en el auto al celu que yo tenía que después resultó ser viejo)

Más tarde, tipo 6 de la tarde:
"Ni noticias de Vanina, a las 8 en la puerta o llamame", le mando.

Me suena el celu con número desconocido pero me avivo cuando tengo dos perdidas. "Llamame ahora", le mando. Me llama pero es Vanina, si no me puedo acercar hasta un punto medio entre la rural y su casa. Que estoy con silla de ruedas, le digo, que arregle con Gustavo, que alguno me venga a buscar a la puerta (mierda, carajo). Otra llamada perdida de 1111111111. "Este debe ser tu papá de un público". "Cuchame, ¿por qué no podés ir hasta lo de mi hermana? ¿por qué le dijiste que estás con la silla? Yo no puedo ir hasta ahí otra vez... y ellos vienen para el cumpleaños de mi viejo...y...tomate un taxi hasta lo de Vanina... y..." "Bueno, mi amor, pará, claro, ¿no? ¿me tomo un taxi acá en la puerta? Sí, sí, tenés razón, dale, dale, decile que me mande la dirección." 28 mensajes y llamados de Vanina después, nos encontramos en Juan B. Justo y Segurola y llegamos con torta genial de chocolate y todo a la casa de la calle El Chocón.


Cuando mi cuñado me preguntó si yo venía al cumple de mi suegro o me dejaba en mi casa me hizo sentir mal. No lo habíamos hablado con Gus pero él había hecho referencias a la feishoada que prepararía la mujer del padre y la dueña de casa misma me había invitado. Así que me dije "Ya es tiempo de hacerte respetar Paulita y ocupar tu lugar en la normalidad familiar que tanto pedís" Por supuesto que entré a mi manera: haciendo circo con mis muletas y todo el mundo sabía de dónde venía yo y me tiré en brazos de Gus y, casi dentro de su beso (un poco tímido para el despliegue de amor que yo necesitaba) le pedí perdón por no saber si venir o no. Me hizo su gesto, mi preferido: el de está todo bien.


Cuando, ya terminada la cena, Ju me dijo si me llevaba a casa en el auto, lo miré a Gustavo y le dije que yo me iba con él, ahora o más tarde pero con él. Aceptó, a pesar de mi miedo a que me ponga una estampilla en el orto y me mande a casa. Gus quería levantar la mesa y ayudar a la señora del padre con los platos. Después nos fuimos caminando hasta casa, con mis muletas, mis primeras cuatro cuadras sobre mis dos (cuatro) pies. Él un poco distante, diciéndome que estaba muerto. Yo super feliz, diciéndole que no pusiera excusas y que a este muerto yo sé cómo levantarlo.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...