Ayer algo terminó. Yo, muy cansada. De corregir trabajos escolares en pantallas, de cosntestar mails y wasap a pibis y familias que no me entienden ni a mí ni al sentido de estos meses de estudio diferido, de pelearme con colegas que no la ven ni cuadrada. A la mañana tuve reunión gremial por el temita de mi jubilación.
Me dijeron que tengo que optar por "cese definitivo" o "a cierre de cómputos", esto es: o poner yo la fecha de cese (elegir el último día de trabajo, elegir mi día de jubilación, de acá a 60 días como mínimo) o cargar mis datos en el nuevo sistema virtual y esperar (entre tres y seis meses) que me calculen el sueldo de jubilada y me digan "ellos" hasta cuando tengo que trabajar. La ganga es que si, como yo quiero, dejo de trabajar el 1 de marzo, cobraría un "adelanto" de mi liquidación que sería el 60% de los que estoy trabajando ahora (23 módulos) en vez del 70% de mi mejor cargo en 36 meses consecutivos (37 esforzados módulos en otra época de mi vida).
Creo que cualquier que me conoce de lejitos no más sabe cuál es mi opción. Total, he vivido años sacando guita de debajo de las macetas. Ya le dije a Rafa que se prepare a mantener a mamita.
Hoy hice un par de cosas a la mañana y después me agarró un cansancio inédito, un sueño reparador entre 14 y 17.45 (yo que siempre odié las siestas) sobre manta tejida y gata negra a los pies, al solcito que entraba por ventana. Como volver a nacer.
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