domingo, 29 de noviembre de 2020

Descubriendo obviedades hermosas

 Desde que canto y vuelvo a tocar la guitarra, hará unos cinco años, fui sintiendo poco a poco que la música en general es mucho más importante en mi vida de lo que creí mis primeros 45 años. Antes quedaba sumida debajo de la poesía, de las palabras, de la expresividad de las letras. Recién ahora me voy avivando de la potencia de mi voz como instrumento (gracias a mis maestres de canto y de cante) y de mi deseo de componer música pura, en la guitarra, sin letra: una falseta tal vez u, hoy, una melodía que tarareo.

Anoté, además de los acordes: Ensayar el grito. Improvisar el alarido.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...