"Para Aristóteles, lo cómico es algo equivocado que se verifica cuando en una secuencia de sucesos se introduce uno que altera el orden habitual de los hechos. Para kant, la risa nace cuando se produce una situación absurda que hace que quede en nada una expectativa nuestra. Pero para reir de ese "error" es necesario, también, que el error no nos involucre, no nos concierna; y que, ante el error de otro, nos sintamos superiores (nosotros que no cometimos en error). Para Hegel, resulta esencial para lo cómico que el que se ríe se sienta tan seguro de su verdad que pueda mirar con superioridad las contradicciones ajenas. Esta seguridad, que hace que nos ríamos de la desgracia de un inferior, es naturalmente diabólica. (...)
(Pero si intento entrar en quien comete el "error") "...pierdo mi superioridad, porque pienso que también yo podría ser él. Mi risa se mezcla con la piedad, se vuelve una sonrisa. He pasado de lo cómico a lo humorístico. Pirandello ve con mucha claridad que para pasar de lo cómico a lo humorístico hace falta renunciar a la separación y a la superioridad (características clásicas de lo cómico).
El ejemplo más bello es el de Cervantes: todo lo que hace Don Quijote es cómico. Pero Cervantes no se limita a reirse de un loco que toma un molino de viento por un gigante. Cervantes deja entender que también él, Cervantes, podría ser Don Quijote -es más, lo es-. Como Don Quijote, ha combatido contra los turcos creyendo en un ideal del que ahora duda, ha perdido una mano y la libertad, no ha encontrado la gloria. Don Quijote es, por ello, una gran novela humorística.
Si lo cómico animaliza lo humano, el humorismo puede humanizar al animal, es decir, hacernos sonreir, y derramar lágrimas, sobre el animal como si el animal fuéramos nosotros."
Umberto Eco. Entre mentira e ironía.
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