El placer de pagar alquiler y servicios con el sueldito recién depositado. Hacer dos compritas online de libros y transferirle a mis maestres de verano (sigo cuatro talleres de mis múltiples del año pasado). Transplantar un rosal a tierra y construir nuevo enjambre en maceta vacía. Convencerme de que no hay un bien y un mal en mi ritmo de novelista, que puedo dejarlo para mañana, que por hoy ya me perdono la pereza que no es pereza.
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