Como pega esto de la culpa y la ética-estética del sacrificio: Antes de ponerme a escribir en mi novela (que me hace otra persona, que me despega de mi poetar cotidiano) doy miles de vueltas, atiendo a tode el mundo: riego plantas, alimento perros y gatas, abro latas de atún, pongo gajitos en lata de atún, saco fotos a los tomates y los venteveos, pongo el lavarropas, contesto todos los wasap y mail, limpio el baño y la cocina, tiendo la cama, trapito a los estantes, mandados, mates, desayuno, otro desayuno, orden general, puf.
Y ahora que ya lo hice todo, me siento acá y blogueo en vez de. Qué cosa che.
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