Rubén Vedovaldi: 200 años de Poesía ¿Argentina?
Como lector que lee poesía para aprender a leer poesía y a escribir poesía,
me sigue pareciendo que la ANTOLOGÍA compilada por Raúl Gustavo Aguirre en sus tres tomos de tapa plateada editada por Fausto sigue siendo el mejor trabajo, el más abarcativo y representativo, aún cuando originalmente la revista de Aguirre se llamara POESÍA BUENOS AIRES.
En cambio esta selección del Lic. Monteleone, titulada POESÍA ARGENTINA parece poesía de buenos aires y…de paso y en mucha menor medida, poesía del resto del país.
Se trata de una antología ¿o antojolía? hecha para vender en el mercado abierto por el grupo Santillana en quince países de habla hispana, incluida España y hasta en el sur de los USA.
Resto llama el porteñocéntrico todavía hoy a las otras provincias, “el resto del país”, repiten los meteorólogos capitalinos, aún cuando capital y provincia de Bs. As. sumen un tercio de toda la población del país y el mal llamado resto somos dos tercios. ¿Dos tercios restantes o dos tercios sumantes? En las otras provincias habitamos no menos de veintiocho millones de contribuyentes postergados.
Leo el prólogo del Lic. Monteleone y me parece largo o larguero, comparado con las obras completas de Borges, donde los prólogos que escribe para cada uno de sus libros no pasan de media página.
Cuando se sabe lo que se quiere y se quiere lo que se sabe, no hace falta explicar tanto. Paradójicamente, ese culposo prólogo que nombra a Santiago Perednik, no lo incluye como poeta.
Es un crimen poner fragmentado EVA PERÓN EN LA HOGUERA, de Leónidas Lamborghini. Mejor le hubieran restado al menos cuatro páginas al prólogo para poder incluir a Antonio Esteban Agüero con CAPITAN DE PÁJAROS,
y el POEMA MATERIALISTA de Felipe Aldana.
Celebro que esté AULO GELIO, de A. Capdevila pero ni una página de Angélica de Arcal.
El caligrama ESPANTAPÁJAROS de Girondo fue una genialidad, pero ya lo hemos visto hasta en la sopa. ¡Menos mal que no pusieron SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR!
La pulpera de Santa Lucía, de Blomberg, como LA COSTURERITA QUE DIÓ AQUEL MAL PASO, o EL GRILLO de Nalé Roxlo, ya han tenido suficiente difusión, bien pudo obviarse.
¿Por qué está Alfredo Le Pera, que le plagió un poema a Amado Nervo para su exitoso EL DÍA QUE ME QUIERAS, y no está Horacio Ferrer?
Hay siete páginas de la Storni , buena feminista pero no sé si buena poeta, y que ya se ha difundido en el país y extranjero, con dos páginas hubiera sido suficiente y ganábamos cinco páginas para poner, a razón de una por autor, a: Antonio Aliberti, Alberto Luis Ponzo, Reynaldo Jiménez y Patricio Pron.
Celebro ver completo LUZ DE PROVINCIA de Carlos Mastronardi.
De Raúl González Tuñón no sé si lo puesto es lo que a él le hubiera gustado. A mí me hubiera gustado LA LUNA CON GATILLO o aquel MANUSCRITO EN UNA MESA DE MONTPARNASSE.
Celebro LA CARA APÓCRIFA, de Silvina Ocampo, que es una joya.
Yupanqui es más que un letrista de folclore. Tiene poemas mejores que las famosas incluidas. ¿Y Facundo Cabral y Aníbal Sampayo y Ariel Petrocelli no merecían al menos una página cada uno?
Julio Cortázar tiene, en SALVO EL CREPÚSCULO, poemas mejores que los seleccionados, y tiene el POEMA PERMUTANTE que es tan lúdico y muy original.
Celebro que esté completo el ARGENTINO HASTA LA MUERTE de C. Fernández Moreno, porque es una radiografía crítica de nuestra argentinidad, pero me hubiera gustado ver alguna página de Soldados, de Gustavo Caso Rosendi (Esquel, 1962).
Jaime Dávalos es demasiado nerudiano pero tiene poemas mejores que lo seleccionado y no es mejor poeta que Armando Tejada Gómez, que no está.
Celebro las cinco páginas de Aldo Oliva.
Lamento que falten Carlos Piccioni, Celia Fontán, Roberto Aguirre Molina, Horacio Rossi y Roberto Malatesta (Santa Fe, 1961) con su Por encima de los techos (2003).
Celebro las ocho páginas dedicadas al gran Hugo Padeletti, pero lamento que no estén: César Cantoni ( La Plata, 1951); y el enorme villamariense Alejandro Schmidt.
Falta el poeta y editor Jorge Isaías (Los Quirquinchos, 1946) con su Crónica gringa. Horacio Preler, con su Oscura memoria (1992). Carlos Alberto Álvarez, y Bernardo Canal Feijóo.
Celebro que esté J.C. Bustriazo Ortiz, que fallecía mientras lo antologaban,
pero me extraña que no estén: Luis Benítez, Esteban Moore, Daniel Chirom, Rodolfo Álvarez, Fernando Kofman, Rolando Revagliatti, Reynaldo Sietecase, Martín Prieto.
Celebro que estén esos dos poemazos de Paco Urondo pero faltan Gabriel Impaglione, Aldo Novelli, Piero De Vícari, Rafael Oscar Ielpi, Norma Segades Manias, Patricio Raffo, Pablo Gavazza.
Celebro que esté Rubén Sevlever pero faltan: Enrique Diego Gallego, Marcela Armengod, Guillermo Harvey, Eugenio Privigliano, Rubén Plaza, Guillermo Ibañez y Felipe De Mauro, entre otros.
Es valioso que esté completo HOSPITAL BRITÁNICO de Viel Temperley,
y el fundamental Rodolfo Alonso y Susana Thénon, Bignozi, Saer, Romano, Salas, Roberto Santoro, pero faltan, el cordobés Osvaldo Guevara con su canto al sapo, y Carlos Barbarito, Hugo Ojeda, Guillermo Eduardo Pilía y Daniel Rubén Mourelle.
Celebro que esté esa maravilla que es ELEGÍA PARA JUAN MANUEL INCHAUSPE de Concepción Bertone. Y Fogwil, Zelarayan, Hugo Diz, Mujica, Tamara Kamenszain, Arturo Carrera, y Eduardo D’Anna.
Celebro ver completo CADÁVERES de Perlongher, que dice tanto como el informe NUNCA MÁS de la CONADEP, pero en clave poética, y es como el GUERNIKA de Picasso, o la mejor pintura de Francisco de Goya, pero y Javier Magistris? ¿Y Gabriela Bejerman? ¿Osvaldo Spoltore? ¿Lucía Févola? ¿Ariel Madrazo? ¿Ana María Cué? y Armando Raúl Santillán?
Es un lujo la presencia de Héctor Píccoli, Mirta Rosemberg, R. Bielsa, Jorge Boccanera, Alberto Muñoz, Víctor Redondo, pero faltan: Verónica Viola Fisher, María Adela Agudo, Nahuel Santana, Oscar Hermes Villordo, Nora Hall, Luis Bacigalupo, Daniel García Helder, Viky Lovell, Oscar Bondaz, Federico Peltzer, Juano Villafañe, Jorge Dipré, César Bisso, Guillermo Piro, Antonio Aliberti, Alberto Luis Ponzo, y Reynaldo Jiménez.
Celebro que el mundo de habla hispana pueda leer MALVINAS de Mario Sampaolesi, pero faltan: Roberto Themis Speroni, Marasso (de “Dichoso aquel que vive en mansión heredada…”) Romilio Ribero con su Libro de bodas… (1963) Leopoldo Díaz y Manuel Ugarte.
Celebro que esta antología manca y porteñista se pueda comprar y leer en España, Guatemala, Bolivia, México, Chile, Paraguay, Colombia, Perú, Costa Rica, Puerto Rico, Ecuador, Dominicana, Uruguay, Venezuela, Israel y USA con todo lo bueno que lleva pero me sigue pesando más lo que falta.
¿Para quiénes se hace una antología así?
Si hay que vender nombres, Pizarnik vende, pero su obra ya está bien editada en este país y aún difundida en el extranjero. ¿Once páginas de Alejandra, cuando de tantos no hay nada?
Con cuatro páginas y bibliografía es suficiente, así entraban al menos con una página cada uno: Kato Molinari, Alberto Carlos Vila Ortiz, Reynaldo Uribe, Felipe Rojas, Miguel Grinberg, que tradujo a la beat generation, Santiago Kovadloff , Emeterio Cerro y Amadeo Gravino.
Le hubieran restado cinco páginas al marmóreo Lugones, que ocupa nueve páginas cuando fue el poeta nazional oficial del primer gobierno de facto anti-argentino.
En esas cinco entraban a razón de una página cada uno: Alvaro Yunque, Elena Siró, Hamlet Lima Quintana, Alejandro Pidello y Julio Huasi...
¿No podría haber hecho el Grupo Santillana-Alfaguara esta edición en dos tomos de seiscientas páginas cada uno? Así se leería más cómodamente y hubieran entrado algunos imprescindibles más.
¿Y la poesía en quechua, en guaraní o en lengua de mapuches?
Nada, eso todavía no se incluye, todos menos los originarios.
Pusieron bellas páginas del tango y del folclore, ¿Y del rock, no hay en cuarenta años de rock argentino una sola página poéticamente memorable?
De los doscientos diez y ocho ( 218) autores incluidos: ¿Cuántos son de Buenos Aires o siendo de otras provincias se fueron a vivir, publicar y morir en Buenos Aires y cuántos autores hay de ese mal llamado resto del país o país del interior?
Parece que los hijos de la reina del Plata heredaron coronita y el resto del país el estigma del desencuentro decimonónico.
¿Y Nueva York, queda más cerca de Capital Federal que las otras provincias argentinas?
Adhiero a lo que, saliendo de sus deliciosas creaciones, ha opinado Miriam Cairo en su última contratapa Rosario/12.
Finalmente, el poeta Eduardo Dalter, de quien he recibido la primera nota que reflexiona sobre esto, pregunta: ¿Estaba el Licenciado Monteleone, aun con el aporte de su ayudante Saavedra, en condiciones intelectuales para abordar una obra de tal magnitud?
Tomado de http://revistaislanegra.blogspot.es/1283445163/
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