Fragmento de una entrevista de P.Z. Tomada de http://www.hablandodelasunto.com.ar/?p=868 (Ver links a este blog en columna de la derecha)
¿Y ahora estás haciendo algo nuevo?
Estoy hecho un mercenario, la verdad. [Risas] Porque estoy escribiendo para cine y estoy escribiendo para diarios y revistas, para revistas latinoamericanas. Me piden muchas notas sobre mujeres maduras, las mujeres teens, una nota sobre el culo, sobre las tetas. Me hice como una especie de escritor sobre la mujer, supongo que por lo erótico, las cosas eróticas que escribí. Lo disfruto. Escribir estas cosas las disfruto, pero tengo también ganas de escribir mis propias cosas, quizá alguna de las crónicas o las notas que estoy haciendo las termine poniendo en un libro.
Después estoy escribiendo mucho en blogs -hablábamos de los blogs hace un rato-, escribo con seudónimo, a veces como mujer. Esto lo estoy pensando recién, pero yo nunca me había atrevido a hacer una novela polifónica, una novela donde haya muchas voces, muchos puntos de vista. En Salvatierra aparece poquito, una novela donde hay una historia de una familia, pero no hay muchas voces. En todo caso está la voz del padre y la voz del hijo, que por momentos, además, son una. Pero me parece que con los blogs lo que estoy haciendo es un poco la cosa polifónica. Estoy escribiendo con distintas voces. Quizás sea un poco exagerado decirlo, pero quizá estoy haciendo una novela a mí manera.
Estoy muy intrigado y me tengo que entregar a esta cosa que está pasando con la escritura online. Me parece que viene algo muy distinto, muy nuevo, no sé para dónde va francamente, no sé si es para bien o para mal, pero vale la pena experimentarlo. La escritura online, el texto con hipervínculos. Hay una velocidad de la información, la forma en que la gente lee medio salteado -viste que la gente no lee más de tres pantallas de computadora-, la lectura en internet es como arborescente, te vas para todos lados, y una de las formas que tiene la escritura con esa ansiedad de irse para todos lados es el blog. O la escritura online: escribo, me leen enseguida y a la vez puedo crear un texto que va para otras páginas, que se vincula a sí mismo y también con otro texto que puede ser propio.
No sé bien qué va a pasar con la novela. Digo, hoy en día, escribir una novela en una máquina que es tu correo, tus videos, tu pornografía, tu televisión, tu radio, tu música, tu vínculo con los amigos, tu enciclopedia, todo lo que es una laptop o una computadora enchufada a internet, escribir un libro con esa máquina es muy difícil, un libro como lo entendemos así en su sentido más clásico. Un libro que vos inventás desde la primera hasta la última palabra, inventás el orden de esas palabras y lo escribís y sale en papel, una novela. Me parece que esa máquina es una fuerte de distracción.
En lugar de luchar…
De alguna manera es como entregar la escritura a ese formato, a esa especie de atomización a ver qué pasa.
¿No tenés miedo de degradar tu literatura?
Primero que no me parece que la literatura sea algo tan excelso como que se pueda degradar. No me parece que sea una cosa que está en un pedestal y no se la pueda tocar. Justamente lo que me interesa de la literatura es llevarla para todos lados, no creo que se degrade.
Me parece, además, que todas las épocas consideran que algunas cosas que hacen los escritores es degradar la literatura, y después terminan siendo obras de arte considerables. No digo que yo lo vaya a hacer, pero por ejemplo Petrarca creía que sus obras trascendentes eran en latín y escribió unos sonetitos en ese dialecto que se hablaba, que era el italiano de la época. Lo único que la gente lee, salvo los académicos, son los sonetos de Petrarca.
La cosa medio bastarda, escrita así de costado, pensando esto no lo voy a publicar, esto no es literatura, muchas veces tiene más fuerza que la obra que el escritor cree que es literatura. Acá estoy metiendo un golazo con esto: ahí la pifió.
Le pasó también a Echeverría con El matadero, que lo escribió como de costadito, no lo quiso publicar o creo que se publicó en un diario uruguayo, pero no sé si en vida de él, puede que sí. Y escribió La cautiva: “Era la tarde, y la hora en que el sol la cresta dora de Los Andes”, un plomazo bastante considerable. El creía que su obra era La cautiva. Por supuesto que es un libro meritorio y hay que tenerlo en cuenta a La cautiva, pero tiene mucha más fuerza y mucha más autenticidad El matadero.
Entonces, no: no me da miedo degradar la literatura, está para experimentar y ver para dónde es capaz de ir la narración y la poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario