De tres eventos fuera de casa que agendé para esta semana que pasó logré ir a uno solo. Bueno, me puse a escribir en mis páginas matutinas todo un dolor de fallarle a la gente, de no cumplir, de poner excusas, de justificarme. Y me maltrato. Que no son excusas, que estoy descompuesta por consumir café y chocolates en el evento al que sí fui, porque estoy en transición alimentaria y mi cuerpa necesita tranquilidad que no le doy, porque me meto en ochenta asuntos y bueno, algo cae. Debería anotar a mi favor mi abundancia de deseos y no reprocharme lo que no hago porque estoy haciendo otras cosas.
Y nadie se muere ni se detiene sin mí. Ni siqueira se ofende o deja de hablarme. La gente que se ha ofendido y dejado de hablarme no ha sido porque yo no le fui a algún lado sino porque son unes soretes.
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