martes, 7 de mayo de 2024

El deseo es “como un niño que ataja por los jardines de los vecinos porque llega tarde a la escuela”

 EL UNICO PAPEL

NARRATIVA

La nueva novela de Lorrie Moore transcurre en los meses previos a la elección de Trump, y aparece coincidiendo con su retorno

La escritora Lorrie Moore

La escritora Lorrie Moore 

 Getty

Cómo prevenir el suicidio es —de acuerdo con los expertos— una de las preguntas más importantes del momento: la catástrofe climática que se cierne sobre nosotros, la radicalización de los conflictos internos y externos y una inteligencia artificial que ya está haciendo innecesario el concurso de numerosos trabajadores y profesionales liberales —así como entorpeciendo decididamente la subsistencia de los periódicos y de las fuerzas políticas democráticas— contribuyen a una “crisis de la salud mental” que, en lo que hace al suicidio, y en mi opinión, tal vez sólo admita una respuesta, a modo de pregunta. Si un adulto toma la decisión de terminar con su vida, ¿por qué deberíamos impedírselo?

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Finn —el protagonista de la nueva novela de Lorrie Moore (estado de Nueva York, 1957)— es de una opinión distinta: Lily, su exnovia, no tiene derecho a suicidarse porque él todavía la ama. Finn es profesor de instituto. O al menos lo era. Está quedándose calvo. Es acosado por la esposa del director. Tiene opiniones contundentes sobre ciertos “hechos alternativos” de la historia norteamericana. Podría votar a Trump si no tuviese estudios y si estuviera realmente furioso. Finn —y esto es lo más importante— sigue enamorado de Lily. 

Cuando la joven se suicida —de la peor de las maneras, como sucede cuando a las personas no se les ofrece nada mejor—, Finn deja a su hermano en una unidad de cuidados paliativos en el Bronx y regresa a casa. Lo que encuentra allí es a una Lily milagrosa y no muy apropiadamente devuelta a la vida. (¿O es que todo sucede en la cabeza de Finn?) El viaje en automóvil que emprenden a continuación los lleva hacia el sur y les da a ellos la oportunidad de poner fin a su historia. (Y a sus lectores, la de comprender en qué punto se cruzan la historia de Finn y Lily con la de la mujer que en el siglo XIX se confiesa por escrito con su hermana muerta.) “La vida es así, insiste el protagonista. “No es perfecta. Tampoco es una maravilla, pero es el único papel que te dan y tiene un poco de todo”.

Portada del libro

Desde que publicase Autoayuda, en 1985, pero especialmente desde Pájaros de América (2000), su primer libro traducido al español, Moore es para muchos una de las escritoras más importantes de la literatura estadounidense contemporánea. El cruce perfecto entre John Updike y Elaine Benes. La cronista más lúcida de un país cuya identidad está atravesada por la idea de la posibilidad y su presente, por la imposibilidad y el agotamiento. Quizás —así me lo parece a mí— sea superior a Alice Munro, una escritora con la que comparte intereses y cierta aproximación a ellos. Pero, si Munro obtuvo el Premio Nobel de Literatura y Moore no, esto no sólo se debe a una cuestión de edad, sino también, y sobre todo, al hecho de que Moore es mucho más ambigua, ligeramente cruel y, por lo general, no parece interesada en ratificar las expectativas de su lector.

De hecho, su nueva novela comienza con una larga —y extraordinaria— carta del siglo XIX de cuya autora no sabemos nada, después viene la historia de Finn y su hermano Max, luego la de sus cuidadores; cuando parece que el libro transcurrirá mayormente en la habitación de cuidados paliativos, Lily reaparece, hay más cartas. Moore escribe: “Era alucinante, dadas las circunstancias, que hombres y mujeres encontraran pese a todo la manera de amarse unos a otros”.

Si este no es mi hogar, no tengo un hogar transcurre en los meses previos a la elección presidencial de Donald Trump, y es publicada en español en un momento en el que, al parecer, nos encaminamos a tener que soportar su segundo mandato. Finn podría decir algo al respecto. Moore, por su parte, parece interesada en otras cosas —la ropa de los vendedores de Tiffany, los aparcamientos subterráneos, el capitalismo tardío, los clips los pájaros carpinteros, el béisbol...—, incluyendo el darle a esas cosas un nombre nuevo: en su novela, las personas “son como el perfume que llevan”, “se evaporan enseguida [...] con un no pequeño olorcillo a orina asidrada”, el deseo es “como un niño que ataja por los jardines de los vecinos porque llega tarde a la escuela”, la piel de un enfermo es “un sobre de papel manila que estaba preparándose para el envío”, el amor es “la anulación hormonal del sentido común”. Si este no es mi hogar, no tengo un hogar es un gran libro.

Lorrie Moore Si este no es mi hogar, no tengo un hogar Trad. Albert Fuentes Seix Barral 288 páginas 19,90 euros


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