Vamos para el pueblo, Leocadia, que en mi casa hasta el culo me descansa. Cómo me emociona el amor de les Amigues lectores, de mamá, de la hermana, de la gente que lo demuestra cocinando. Que se caguen todos los Pacos, los Madrides, y sigamos como vacas sin cencerro aunque no seamos creyentes.
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