viernes, 4 de septiembre de 2020

En la leche blanca de la vaca bermeja

 

Poema "Matinas" de Gamaliel Churata, seudónimo de Arturo Peralta Miranda (1897-1969).
El trabajo madrugador del campesino puneño.
Por: Gonzalo Valdivia Dávila.
Texto del poema:
MATINAS
tiembla la pulpa campestre
del polen de los surcos
y de la médula del viento
el aire pule con amor
el cerro dulce
se abraza en el rumor de los trigos maduros
perfume silvestre
danza pastoril
el árbol preñez de canto
OH ANDINO SABOR DE FRUTA
CANCIÓN DESVANECIDA EN ÉXTASIS
¡Cómo se astillan el pedernal y el alma
en el efluvio que amanece!
MATINAS
Castidad de la madrugada
en el fogón y la escarcha.
Con el potro relincha
el corazón de la montaña.
En la leche blanca
de la vaca bermeja
me bebo a sorbos la mañana.
(***) Se puede tratar de 2 poemas de este vate, pero parece que el sentido se continúa tanto como el mensaje.
Esta es una versión de internet, la cual contenía a mi parecer la errata "el cero dulce", que he cambiado por "cerro" para conservar el sema del paisaje del altiplano peruano.
Pido disculpas porque no encontré el libro o poemario de esta
composición lírica.
Análisis:
Arturo Peralta Miranda (1897-1969), poeta bajo el seudónimo de Gamaliel Churata es conocido por fundar el grupo literario Orkopata de Puno, ciudad donde desarrolló gran parte de su labor artística e intelectual.
El poema "Matinas" tiene del indigenismo peruano el afán por recuperar y transmitir la belleza del paisaje andino, pero aun más que eso, de humanizar ese escenario en la lírica.
Para este objetivo, el yo poético se vuelve campesino desde el inicio, al compartir el cuadro de su entorno. Además, la cosmovisión andina está presente en la forma cómo los elementos tratan gentilmente al campo que ha sido apropiado por labriegos y pastores:
"el aire pule con amor
el cerro dulce"
De estos 2 versos vemos que la naturaleza no se halla en conflicto, mientras en poemas o relatos de reivindicación social
de este movimiento, el desequilibrio introducido por el abuso del hombre puede atraer el Uno Pachacuti o cataclismo del mundo social, cultural y espacial andino.
El amor disuelve el riesgo de la tragedia, pues todo canta un orden dinámico y estético, pero no estático pues se alaba el trabajo. Aquí, la labor agrícola antecede a la "vida cotidiana", porque los agricultores se han adelantado a la jornada que empieza en el amanecer.
Como contra ejemplo, un orden estático existe en el poema del
español Jorge Guillén, "Las doce en el reloj", pues allí el fin es la contemplación y meditación del yo poético de un remanso de paz que le otorga una única sensación de quietud.
A Churata lo califican de vanguardista y entre esos juicios coincido con el de mi profesor Ricardo González Vigil, quien lo califica también de surrealista.
Veo el surrealismo en el manejo de la sinestesia, empezando por el color, fragancia y sonidos de la comunidad y su paisaje. El canto vernacular está contenido en tres versos (en metonimia):
"el árbol preñez de canto
OH ANDINO SABOR DE FRUTA
CANCIÓN DESVANECIDA EN ÉXTASIS"
Sí hay contemplación y esto logra la sinestesia, pues las imágenes del agro y del cuidado del trabajo de los campesinos
acuden a nuestra mente, mientras nos invitan a contemplar la
fruta y el folclore junto a los personajes del poema.
Completa la sinestesia esa transposición de gustos y colores, ya que la leche blanca de la vaca bermeja refleja el azul del cielo serrano y el brillo de la luz del sol, en este momento de plenitud de éxtasis y celebración:
"En la leche blanca
de la vaca bermeja
me bebo a sorbos la mañana."
Finalmente como poema surrealista, el texto artístico confunde el sueño y la vigilia, en las imágenes líricas de los indios trabajando desde la madrugada mientras sus paisanos, quienes no son agricultores, duermen en el pueblo.
Estos dos espacios o realidades del campesinado y la urbe puneña, quien es destinataria de la fruta y otros alimentos que se
prepara antes del alba, son separados en dos momentos que se
harán intercambiables: unos los viven y otros los sueñan, pero todos son deudores de este trabajo bondadoso, incluso los lectores, si se ponen a pensar en cómo llegan estos productos a sus mesas.
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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...