Ediciones del Dock acaba de publicar "Poesía Buenos Aires (1950-1960) con selección, prólogo y notas de Rodolfo Alonso
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En su libro póstumo ("Trabajos", 2005), afirmó Juan José Saer: "Poesía Buenos Aires, aparte de haber contribuido más que ninguna otra publicación a la difusión de las principales corrientes poéticas del siglo XX, reveló sobre todo una nueva generación de poetas argentinos y una nueva manera de concebir el trabajo poético. Edgar Bayley, Mario Trejo, Francisco Madariaga, Leónidas Lamborghini, Hugo Gola, Francisco Urondo, Rodolfo Alonso, colaboraban con frecuencia en la revista, que publicó también, en algunos casos, los primeros libros de algunos de ellos. Raúl Gustavo Aguirre, su director, es probablemente el poeta argentino más intensamente implicado en la difusión y en la reflexión sobre los nuevos caminos de la poesía mundial en la segunda mitad del siglo XX".
Los 30 números publicados entre 1950 y 1960 por esa legendaria revista de vanguardia, constituyen un hito fundamental en la actualización de la teoría y la práctica de nuestra poesía. Difícil de captar en su dimensión y en su contexto desde una perspectiva apenas crítica o académica, esta personalísima selección de "Poesía buenos Aires" constituye en cambio un valioso documento vivo, especialmente encomendado a quien fuera el más joven de sus protagonistas.
Algunos textos
Amor se fue
Amor se fue; mientras duró
De todo hizo placer
Cuando se fue
Nada dejó que no doliera.
Macedonio Fernández
Las sombras
deja que esta noche llegue hasta el borde del agua
deja que la sombra oculte poco a poco el mar
él no interrumpe su ronda
no hace pausas en su camino y sigue cantando en tu corazón
deja que esta noche sorprenda nuestro eco
y la tierra firme de su alma
si miras mejor las sombras perderán su equilibrio
se abrirán en claridades y el agua volverá a su cauce
si miras mucho ellas rasgarán sus entrañas
y el alba saldrá del mar
para tendernos una mano mojada
y un silbido largo y limpio
entonces podremos andar por los atajos y los montes
hasta la noche siguiente
hasta que se acerquen otra vez los bordes del agua
los lindes del espejo y de la luna
Edgar Bayley
Guillaume Apollinaire
así es
hay que decir
una violenta rosa crece
un día crece
una mirada aumenta
un corazón detiene su tamaño
alguien intensifica su sangre
alguien golpea tu silencio
o abriga tu desollado horizonte
allí refugias entonces
tu convencida lejanía
y allí arde mi amor
mientras un gallo se desencadena
la mañana se agacha hacia su color inminente
y mi voz toma un tono de luminoso peligro
es necesario es necesario
decir que las ventanas se abren como las frutas
y que las uvas fomentan una costumbre jubilosa
porque un perfil amenaza
una muchacha no se decide
y el porvenir que destapa botellas
y el desatado amanecer que dije
Mario Trejo
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