miércoles, 6 de mayo de 2015

La automatización es desamor


Dice en feis Felix Bruzzone
1 hora ·
Trabajo en una zona de chalecitos que antes era zona de quintas y antes de campo y bosque. De campo queda poco, de bosque nada. Salvo un campo de golf, y Campo de Mayo. En Campo de Mayo hay piletas. Ojalá algún día me llamen para limpiarlas y ya poder quedarme ahí de piletero oficial. Mientras tanto: chalecitos. 
Hoy me toca uno bastante especial. Construido sobre ruinas de ruinas de ruinas de alguna cultura aborigen (o marciana), nadie pensó en cómo desagotar la pileta y entonces hay que tirar mangueras hasta la calle pasando por la cocina, el living y el palier. Por las mangueras de un piletero pasa agua. Las mangueras de un piletero suelen estar pinchadas. Los empalmes de las mangueras de un piletero, sobre todo si se trata de tirar muchos metros de manguera, suelen soltarse. El piletero, si no está atento al comportamiento de sus mangueras, olvida estos detalles. Es fácil olvidar detalles así después de muchos años haciendo lo mismo. La automatización olvida el detalle. La automatización es desamor. El desamor produce tragedias. Si las mangueras recorren un jardín, el olvido-automatización-desamor-tragedia no es problema. En el peor de los casos se inunda un poco el pasto. Si las mangueras recorren una cocina, un living y un palier, la tragedia es un elefante vestido de novia.
Así que como pueden ya ver, hoy enfrenté a mi propio elefante vestido de novia. Estaba furioso/a. Los elefantes furiosos son peligrosísimos, mucho más que las novias despechadas. Y este era las dos cosas juntas y tenía su casa inundada. No había forma de hacerlo/a entrar en razones. La desesperación ciega a la gente. Más cuando ya venía media corta de vista. Así que por suerte, en un descuido de la bestia, dije voy a buscar ayuda y me fui para siempre. ¿Qué será de tu parquet, chalecito? Estoy realmente preocupado. Igual estas cosas pasan por haber convertido campos y bosques en chalecitos. Hay que dejar de talar. Vivir en carpa. Y tener pileta, eso sí.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...