¿Viste que el martes me broté de angustia porque descubrí que faltaban cosas en el placard y no sabía cuál de mis hijo o hija me había traicionado? Bueno, le pregunté a ambos y ninguno de los dos le había pasado una bolsa secreta con ropa a su padre. Le tiré a Julián si pensaba que papi tendría una llave de casa que se habrá hecho sin decirme (ni yo me lo creo). Es imposible contar el modo en que mi hermoso hijo mayor se puso a aconsejarme cómo preguntarle a mi ex lo de la ropa faltante y la posible llave nueva. ¿Se puede ser tan boludamente linda como para escuchar con tanto amor esos "no le preguntes así, preguntale asá" (y repetir el tono de voz aconsejado) y "si después te dice tal cosa, ahí preguntale tal otra".
Al final, me dijo Gus que él se llevó esa ropa del fondo del cajón un día que vino a traerle unas cosas a Magda y yo no estaba. Pobre, por tercera vez le sale mal la escenita del "me llevo las pilchas": yo ni me avivé cuándo fue y ahora me quedo con la intriga de si vino a propósito sabiendo que yo no estaba, o cayó con ilusiones y yo no estaba o qué. (Imaginarlo con flores, bombones o helado en la puerta ya está fuera de mis posibilidades imaginativas)
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