Hilda Mundy, la vanguardista
Por: EL PAÍS22/03/2013
por EDMUNDO PAZ SOLDÁN
Cuando hablamos de vanguardias literarias tendemos a imaginarnos a un grupo de escritores planeando manifiestos, participando en happenings, editando libros conjuntos. En muchos países de América Latina no todo fue tan colectivo; ese es el caso de Bolivia, que tuvo a Hilda Mundy (1912-1982) como su única escritora de vanguardias (de hecho, una de las pocas mujeres vanguardistas en el continente).
Cuando hablamos de vanguardias literarias tendemos a imaginarnos a un grupo de escritores planeando manifiestos, participando en happenings, editando libros conjuntos. En muchos países de América Latina no todo fue tan colectivo; ese es el caso de Bolivia, que tuvo a Hilda Mundy (1912-1982) como su única escritora de vanguardias (de hecho, una de las pocas mujeres vanguardistas en el continente).
Hilda Mundy sólo publicó un libro, Pirotecnia (1936),
subtitulado 'Ensayo miedoso de literatura ultraísta'. El libro fue
olvidado, hasta que el 2004 una nueva edición rescató
esta obra valiosísima (Ediciones La Mariposa Mundial, Bolivia). Sus cincuenta
textos en prosa tratan de atrapar el ruido de la urbe moderna y, pese a que a
veces señalan dudas ante el costo del progreso, nunca dejan de admirarse ante
los avances tecnológicos –el tranvía, el alumbrado público, etc-. Mundy se
muestra como un espíritu lúdico cuyas influencias pasan por Gomez de la Serna
(El foot-ball es un de porte bíblico),
el modernismo de Julián del Casal, el futurismo de Marinetti y los juegos
tipográficos tan caros a la época. Sus recursos estilísticos son variados, pero
como buena ultraísta el eje central de su obra es la metáfora audaz: “un
tentador escote es el hall de un gran hotel por las notas de un delicioso
jazz-band que viene del ruido discreto y armonioso de los collares de piedras
fantásticas”.
Con apenas 24 años y una obra tan promisoria, Hilda Mundy optó por el silencio; lo lógico es pensar que pagó el precio de muchas mujeres escritoras del período, que, consumidas por el matrimonio y la familia (Mundy se casó dos años después de publicar Pirotecnia), no tuvieron posibilidades de seguir una carrera literaria. Sin oponerse a esa lectura, el poeta y crítico Eduardo Mitre ensaya otra, recordando que en el epílogo de su libro Mundy menciona, entre tres tipos de artistas, al que “siendo Genio calla… porque callarse es hacer florecer el pensamiento en la ruta de la perfección”. Mitre también señala que en el prólogo Mundy dice que sus textos son “fuegos fatuos que representan nada”. Después de estas “pirotecnias”, entonces, el gesto consecuente del gran artista es el silencio, con lo que esta escritora sería tan radical en su ethos vanguardista como la misma Cesárea Tinajero de Los detectives salvajes.
Tomado de http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2013/03/hilda-mundy-la-vanguardista.html
Con apenas 24 años y una obra tan promisoria, Hilda Mundy optó por el silencio; lo lógico es pensar que pagó el precio de muchas mujeres escritoras del período, que, consumidas por el matrimonio y la familia (Mundy se casó dos años después de publicar Pirotecnia), no tuvieron posibilidades de seguir una carrera literaria. Sin oponerse a esa lectura, el poeta y crítico Eduardo Mitre ensaya otra, recordando que en el epílogo de su libro Mundy menciona, entre tres tipos de artistas, al que “siendo Genio calla… porque callarse es hacer florecer el pensamiento en la ruta de la perfección”. Mitre también señala que en el prólogo Mundy dice que sus textos son “fuegos fatuos que representan nada”. Después de estas “pirotecnias”, entonces, el gesto consecuente del gran artista es el silencio, con lo que esta escritora sería tan radical en su ethos vanguardista como la misma Cesárea Tinajero de Los detectives salvajes.
Tomado de http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2013/03/hilda-mundy-la-vanguardista.html
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