lunes, 27 de abril de 2015
Impresionante Liliana Colanzi
Increíble su lectura en Carne Argentina: su voz y su texto, los versos casi cantados que saltaban de una prosa que ella llamó "una voz" y después rectificó: "dos voces". Porque el personaje tenía adentro a un indio mataco muerto, que él mismo había asesinado igual que a su abuelo y a alguien más por ahí. Una bola de historia y palabras y "ay ay ay" que me agarró ayer en Gascón al 100 y no me suelta.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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