ENTREVISTA A EMANUEL FREY CHINELLI

Un lugar donde la literatura también es cosa de barrio

Es el responsable de la editorial A pasitos del fin de este mundo, con base en Quilmes, en el corazón del Conurbano Bonaerense, desde donde intenta darle espacio a voces que no tienen un lugar dentro de la lógica del mercado.

Un lugar donde la literatura también es cosa de barrio



Letras democráticas - "Creemos que la literatura (y el arte en general) no debe ser un bien de lujo sino un derecho de todos", afirma Chinelli.
Muchas veces, desde los medios de comunicación se habla de lo que pasa en el mercado editorial cuando en realidad se hace referencia a lo que sucede un pequeño sector del planeta tierra: Capital Federal. Lo que ocurre del otro lado del Puente Pueyrredón o de la General Paz no parece entrar en las estadísticas de nadie. Sin embargo, en esa No Man's Land, que algunos llaman Conurbano, hay un movimiento constante alrededor de la literatura: festivales, ciclos, talleres, presentaciones de libros y, por supuesto, editoriales que emergen como las matas de pastos sin que nadie pueda hacer nada al respecto. Son proyectos que no tienen muchas esperanzas de hacer dinero, sino que lo que se intenta, y se consigue, es darle la posibilidad a voces que no están circulando de que tengan su espacio, su página, su lugar dónde habitar.
Emanuel Frey Chinelli (Buenos Aires, 1988) es un joven poeta que publicó los libros Juan (2009); La ecuación de los mediocres (2009); y La sangre (2014), y la plaqueta Ideal para los lunes, pero además de editor y librero. Vive y trabaja en Quilmes, una de las ciudades más antiguas del Gran Buenos Aires, y es desde ese lugar donde lleva adelante la editorial A pasitos del fin de este mundo. "El proyecto nace principalmente de las ganas que teníamos con mi amigo Alfredo Vidal de publicar nuestros poemas de un modo que fuera accesible a cualquier persona. Luego, fuimos sumando autores que consideramos necesarios de ser leídos. En un primer momento hacíamos plaquetas fotocopiadas, muy precarias. Con el tiempo pudimos darle mayor importancia a los libros como objetos en sí, ya que en la poesía la forma y el contenido son, a mi entender, indivisibles (ahí la dificultad para traducirla)", cuenta Chinelli.
Fue un comienzo signado por el entusiasmo de hacer circular poemas abrochados con ganchitos que se repartían en bares y ciclos que se hacían en la noche de Quilmes. El precio de esas plaquetas era a voluntad y ese dinero era invertido inmediatamente en las siguientes plaquetas. Era una propuesta novedosa para la ciudad, que tenía una necesidad clara. Explica Chinelli: "Básicamente, queríamos difundir los poemas que nos gustaba leer y lo que nosotros y otros amigos escribimos, desde el punto de vista de mostrarlo como algo bello que intenta modificar el mundo para bien, ya sea desde un gesto que a muchos puede parecer poco como escribir lo que uno siente y piensa. Siempre abrazamos la idea del "hazlo tú mismo", sólo que para nosotros es "hagámoslo entre todos". La mayoría de las plaquetas no tienen precio, sino que el que compra es el que decide cuánto valen. Y en los libros que tienen costos mayores, lo mismo mantenemos una política de precios bajos. Creemos que la literatura (y el arte en general) no debe ser un bien de lujo sino un derecho de todos."
En ese trayecto de publicación inmediata, en la que hacía falta tres cosas que se consiguen en cualquier hogar: impresora, fotocopiadora y una abrochadora, la editorial fue creciendo y los nombres se fueron sumando. En estas instancias ya se puede hablar de la conformación de un catálogo, lo que es la identidad de cualquier editorial: "Recibimos originales por mail, aunque mayormente el contacto con los autores es más directo; se va dando a través de las ferias, de las librerías, de los distintos circuitos en los que se lee y recita poesía. A su vez, publicamos autores de otras épocas, recientes y no tanto. Tenemos varias colecciones con distintos criterios. Por ejemplo, en La palabra justa publicamos poemarios breves de autores jóvenes. En No es una cuestión de forma publicamos libros de mayor extensión, también de autores jóvenes. En Eslavanguardia publicamos textos vanguardistas y rupturistas de distintas partes del mundo. Y en Eterno presente publicamos textos que consideramos más clásicos, como Rumi o Jesús Lizano, que es un poeta enorme y casi desconocido."
A pasitos del fin de este mundo publica a gente de su terruño como Pablo Arraigada, Gabriel Paz, Damián Snitifker, Miguel Spallone, y también a clásicos modernos como Vicente Luy o autores que están en cualquier biblioteca universal como Henry David Thoreau, Rumi, André Breton, Paul Éluard o J. Krishnamurti. Con una gran variedad y cantidad de títulos vale la pena preguntarle a Chinelli cómo se financian en estos momentos: "En un principio, con ahorros de los que somos la editorial. Golondrina Alfa y Luciano Alonso han publicado y financiado parte del precio de la impresión de sus libros, lo mismo Gabriel Paz. En este momento, Pablo Arraigada dirige la colección Eslavanguardia y ha financiado la publicación del libro Septiembre, de Geo Milev. Aunque por suerte muchos de los libros se han publicado a través de los ingresos de plaquetas publicadas anteriormente, con lo que podríamos decir que la editorial se paga sola, aunque eso cuesta mucho y se dé muy de a poco. Ninguno de nosotros vive de esto y, por lo visto, eso no pasará pronto."
Con las cosas claras en términos monetarios, la cuestión territorial cobra relevancia. Cuáles son los beneficios y contrariedades de tener un proyecto editorial en un territorio que no está acostumbrado a esta clase de iniciativas surgen como un cuestionamiento natural. Dice Chinelli: "El beneficio principal de armar una editorial como la que nosotros armamos es la diversión: hacemos esto porque disfrutamos de publicar autores que queremos que se lean y porque somos consientes de que hay lectores que lo saben agradecer. Estar en Quilmes y no tener auto hace las cosas más difíciles en el sentido de que la mayoría de las librerías en las que nuestros libros tienen mejor recepción están en Capital, igual quelas ferias y lecturas y siendo que al otro día hay que levantarse tempranito para ir a laburar... duermo menos, pero la paso bien." Para terminar, le pregunto a Chinelli si ve, en algún sentido, la dualidad Capital Federal/ Provincia al hablar de editoriales, recepción, escritores, valoración. Y me responde esto: "Eso se da en todas las manifestaciones culturales, me parece, porque en Capital hay mucha más gente haciendo estas cosas, y muchas veces los del Conurbano tenemos que necesariamente movernos hacia el Centro porque ahí son las ferias, las lecturas, las presentaciones, las librerías. Pero acá en el Conurbano también hay ferias, lecturas y movidas a las que hemos asistido en lugares como Temperley, Banfield, Quilmes y varios etcéteras que me dan la sensación de que hay lugar para todos en todas partes. Pero espero que a nadie se le ocurra juzgar a una editorial por su lugar de procedencia, sino por lo que publica y cómo lo publica. Ahí está el valor de publicar libros, al fin y al cabo." «