12 min ·
Querida clienta waldorf:
Ayer limpié la gigantesca pileta que hay al lado de tu casa y al terminar, como hace tiempo que no me llamás, me asomé a ver en qué andaba la tuya. Anda verde. Veo que la abandonaste. Abandonar a tu pileta es abandonarme a mí. Sufro mucho el abandono. Incluso el abandono de una pileta. Podés ser abandonado por muchas cosas. Pero ser abandonado por una pileta es como ser abandonado por tu madre. Me lo dijo una astróloga. Agua=mamá. Además hay un tema comercial: me habías dicho que mantenías tu pileta todo el año. ¿Te pensás que sin ese dato yo hubiera accedido a todos los insufribles pedidos con los que casi me volvés loco este verano? Ahora resulta que el dato era falso. O sea que además de abandonarme me engañaste. Bastante mal. Ayer vi en la estación del tren a una parejita. Estaban sentados en un banco. Ella lloraba y balbuceaba reproches como los que yo te hago ahora a vos. Él no la tocaba, miraba al piso y cada tanto revisaba su teléfono. Cuando estaba llegando el tren, se levantó y se alejó un poco. Ella siguió llorando. El tren entró al andén. Ella cambió un poco la cara, se recompuso, se levantó, caminó para donde estaba él y antes de que se subiera al tren le pasó por al lado y siguió, y se fue. Él tenía que tomarse el tren y lo único que podía hacer era ver como ella se iba. En el último minuto la abandonadora fue ella. Gran performance, la piba. La pollerita tableada, las piernas desnudas, la hermosa melena suelta en el viento, muchas cosas que él ya nunca va a poder tocar. Así que sabelo, clienta waldorf, yo soy esa chica de la estación del tren. Hacé la prueba de llamarme. Vas a ver.
Ayer limpié la gigantesca pileta que hay al lado de tu casa y al terminar, como hace tiempo que no me llamás, me asomé a ver en qué andaba la tuya. Anda verde. Veo que la abandonaste. Abandonar a tu pileta es abandonarme a mí. Sufro mucho el abandono. Incluso el abandono de una pileta. Podés ser abandonado por muchas cosas. Pero ser abandonado por una pileta es como ser abandonado por tu madre. Me lo dijo una astróloga. Agua=mamá. Además hay un tema comercial: me habías dicho que mantenías tu pileta todo el año. ¿Te pensás que sin ese dato yo hubiera accedido a todos los insufribles pedidos con los que casi me volvés loco este verano? Ahora resulta que el dato era falso. O sea que además de abandonarme me engañaste. Bastante mal. Ayer vi en la estación del tren a una parejita. Estaban sentados en un banco. Ella lloraba y balbuceaba reproches como los que yo te hago ahora a vos. Él no la tocaba, miraba al piso y cada tanto revisaba su teléfono. Cuando estaba llegando el tren, se levantó y se alejó un poco. Ella siguió llorando. El tren entró al andén. Ella cambió un poco la cara, se recompuso, se levantó, caminó para donde estaba él y antes de que se subiera al tren le pasó por al lado y siguió, y se fue. Él tenía que tomarse el tren y lo único que podía hacer era ver como ella se iba. En el último minuto la abandonadora fue ella. Gran performance, la piba. La pollerita tableada, las piernas desnudas, la hermosa melena suelta en el viento, muchas cosas que él ya nunca va a poder tocar. Así que sabelo, clienta waldorf, yo soy esa chica de la estación del tren. Hacé la prueba de llamarme. Vas a ver.
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