Mi familia muerta
Por: Miguel Ángel García Vega | 18 de marzo de 2013
Mi familia muerta, escultura del joven artista argentino Adrián Villar Rojas, es una impactante pieza de 28 metros de largo de greda cocida al sol que reproduce una ballena varada.
Sobre las hojas caídas de un bosque de araucarias, una ballena de 28 metros de largo aparece varada. En su piel se proyectan multitud de pequeños cráteres, como marcas de viruela. Parecen doler. El gigante, inerte, reposa sus últimos minutos. La imagen sobrecoge. ¿Qué hace el mayor mamífero vivo de la tierra agonizando entre esa hojarasca? ¿Cómo ha llegado ahí? Pero si nos acercamos veremos que no es real, aunque pudiera parecerlo. Es una ballena de madera y greda cocida al sol. La obra lleva un título inquietante, Mi familia muerta, y la firma Adrián Villar Rojas (Rosario, Argentina, 1980), uno de los últimos grandes talentos (acaba de fichar, por cierto, por la todopoderosa galería americana Marian Goodman) de la escena artística internacional.
Mi familia muerta fue la sensación de la Segunda Bienal del Fin del Mundo que se celebró durante 2009 en la ciudad argentina de Ushuaía. Ya saben, la más septentrional del planeta. Un lugar lejano. Una pieza remota. Esta obra discurre en ese espacio tan brumoso que separa (si es posible) el site-specific (obras concebidas para un lugar concreto) y el célebre land-art (arte imaginado, creado y producido como interacción con la naturaleza).
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