martes, 30 de septiembre de 2014

Las campanas de San Salvador en los márgenes de mis hojas

(Sigo encontrando anotaciones que no están pero están en mi cabeza. Menos mal que el papel (y la pantalla) me liberan un poco de a ratos). Dice en mi programa de las Jornadas:

Las campanas repican su teocentrismo machacoso. Y nadie registra ni siquiera ese sonido del paisaje.

El repique de las campanas es igual de natural (escuchalo mucho, poquito o nada, dale significado místico o no) que el canto de los pájaros.


Hago pucheros cuando aluden a la Gitanilla y cuando Santa Teresa se autodefine como mestiza y marrana en una novela de Dujovne Ortiz.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...