lunes, 29 de septiembre de 2014

La alegría del abrazo

Cuento este sueño aunque me dé mucha verguenza admitir la carga de nostalgia, de retroceso, de deseo de imposible, de vuelta a la adolescencia (incluso a la infancia: él fue para mí un niño amigo e igual de dolorido) que implica (doce años de terapia me autorizan el auto análisis): Aquí van las puras y duras imágenes oníricas narradas con la alegría en el cuerpo, aún:

Era mi aniversario de algo con mi ex (no sé en calidad de qué pero éramos jóvenes y ningún hijo había sucedido). Yo estaba por San Miguel, sin billetera, sin documentos, sin tarjetas. Alguien me había dejado ahí para que yo fuera a algún lado pero yo me daba cuenta de que no tenía cómo viajar (sensación de desamparo pero solucionada no sé cómo). Después llegaba a la esquina de la casa de mis viejos y veía a mi ex y su padre hablando sentados en la vereda (?????). Después yo llega a una casa y había tres viejas iniciando una clase aeróbica de salsa, yo quería participar pero nadie me invitaba y yo tenía puestos vaqueros y borguecíes y pensaba en hacerlo descalza pero no me animaba (las viejas eran parientas de él o algo así). Después alguien llamaba a la puerta, alguien grita "Pau" (el clásico prehistórico) y yo salía a atender (Fuera del sueño mi hermana está llamándome para dejarme la nena). En el sueño, en la puerta de alguna casa, yo salía y además de mi hermana estaba él y me abrazaba y me levantaba en brazos y yo enroscaba las piernas alrededor de su cintura y me reía cuando él me chocaba, abrazada, contra la pared. En la realidad, sólo mi hermana para dejarme la nena.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...