Entre todas las cosas que podría haber sido en esta vida o en otra, la actuación nunca me pareció de las más posibles (sí, pintora o escultora o periodista o más música o paracaidista o exploradora o antropóloga je). Pero parece que la cuestión de la exposición, el público, los referentes y los apalusos me está rondando últimamente.
Anoche soñé (hermoso sueño) que estaba en un bodegón o casona cultural de esas que amo (mezcla de Bok con Paracultural) y componía un monólogo, improvisaba genialmente, delante de personas que me admiraban, sobre alguien que me había pateado. Me acuerdo que yo pensaba que esa persona que me había alejado de su vida con discurso grandilocuente, se vería parodiada en las palabras que yo elegía para mi monólogo. Lo estaba haciendo genial cuando irrumpían alegremente en la sala un montón de loques venidos a las apuradas. Entraban haciendo ruido y riéndose, sacudían el piso de madera y corrían puertas y sillas para hacerse lugar (no me acuerdo ninguna cara ni nombre que ya conozca). Yo seguía un poco más, me mataba de risa y de felicidad, decía: "Eses son mis amigues". Y pedía que empezáramos de nuevo. Empezábamos.
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