Jesús Bartolo, de México
Textos poéticos enviados por Jesús Bartolo, de Tecámac, Estado de México.
El autor cuenta con publicaciones en Archivo Garrobo:
https://archivogarrobo.wordpress.com/author/archivogarrobo/
Alguien llama no a la puerta, sino al teléfono, detiene mi gusto por pelar una mandarina, lo dejo sonar dos, tres veces, es absurdo contestar cuando estás a punto de saborear algo. Repiquetea dos veces más mientras termino de quitar la cáscara a los gajos, la pulpa se mira fresca, jugosa, se pierde la llamada; en mi boca una oleada de saliva se conglomera contra mis dientes. A punto de morder la textura del cítrico, suena nuevamente con insistencia el aparatejo, me resisto a contestar, pero si no lo hago no podré degustar con parsimonia la suculenta pulpa. Alguien llama para preguntar no sé qué, de no sé qué año. No recuerdo qué sucedió ese año, me disculpo. Cuelgo, caigo en la cuenta que mi memoria tiene huecos por donde se me ha ido la vida. Muerdo el gajo, en todo lo demás no hay poesía, me digo, la poesía está en la mordida, en el zumo que inunda mis papilas.
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Ve con dios, con el diablo o con la virgen, pero ve. Ándate por la sombra de los almendros para que el mediodía no te bulla, el calor no te fermente el ánimo. Verás, cuando llegues al viejo tamarindo, los que nos quedamos atrás seremos cacharros, tiliches inservibles, humo de bonote esfumándose de tu corazón. déjate de mariconadas, despídete. Mi bendición sólo te acompañará de aquí al último mango del camino. Después seremos dos extraños. Antes, tómate una cerveza, porque en ningún lugar al que vayas te sabrá como ésta. Luego, ya no desandes el camino, pendientes siempre quedan, ni siquiera mires con nostalgia hacia atrás. Vete, pues, a que tus huesos se oxiden por otros lares, a que tu memoria se llene de otras tierras, a que tu lengua pruebe otros sabores, a que la vida te rompa el lomo, dijo mi madre y se puso a morir más despacio que yo.
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