Dicen que el amor es ciego. No creo. A lo mejor una no ve mucho cuando se enamorizquea al principio, pero el amor cuando avanza, cuando permanece, es completamente vidente, iluminador.
Siento, en cambio, que el miedo y el desamor, el querer dejar de amar a toda costa (porque dolía, porque era imposible, porque no teníamos fuerzas) me hizo ciega durante mucho tiempo. ¡He dicho tantas pavadas en los últimos 10 años! He sostenido tantos lugares comunes, tantas frases hechas, tantos prejuicios sobre mí misma y sobre mi compañero. Ahora lo veo en las preguntas que me hacen los que me rodean. Y no lo puedo creer. Amo mi crecimiento a ciegas, pero qué dolor que haya costado tanto abrir por fin los ojos.
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