Hablamos de mi familia, le cuento mis dolores fraternales, me dice: "Siempre fuiste la oveja negra". Y me sonríe con toda su ternura.
Le cuento no sé qué de mis aventuras, se mata de risa, me dice: "Locaaaaaa, qué loca... linda".
Él sí que sabe hacerme sentir orgullosa de mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario