Correr un poco el eje, replantearnos el mundo en el que vivimos, nuestras propias creencias sobre lo que somos y los discursos con los que crecimos, asusta. Pero como educadores, no deberíamos tener miedo, porque tenemos las herramientas. También es nuestro trabajo interactuar con esos fantasmas para producir estrategias emancipadoras del pensamiento, que son, en última instancia, para los profesores de literatura, estos textos, nuestros textos.
Florencia Piedrabuena
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