El rehén escapa
Diana Bellessi
Veranito de julio si las plantas
se extravían y yo también. Mis pies
caminan como raíces y adelante
está esa lámina que mi madre
recuerda, la escuela, sus nueve años:
Lámina de la vaca pastando
Y ella dice que decía: "qué digo,
qué escribo, he ahí una vaca, ahora qué"
Angustia frente al objeto rotundo
que en su descripción no se despliega
"Cómo celebro o discurro frente a esta
vaca que ocupa todo el lugar".
Hasta que alguien le dijo: "mirá detrás"
Y mi madre: "¡claro! me dije: leche,
queso... para que sirve y lo demás"
Mis ojos brillan ante la anécdota
oída mil veces, ahora plena
Y sigo con ella: "sí, le salen alas
y por la noche vuela tu vaca
pastando nubes y el trébol brilla
en sus ojos de rocío y pampa...
la vaca ah tu vaca". "No tanto"
me dice ella, y se ríe viendo
que nos vamos lejos por la ventana
de la escuelita, aquella lámina
que aún recuerdo y agrega: "seguro
que allí está, en la pared colgada"
bajo tortura o galopando magia
sin permiso la vaca, la preciosa
complicidad de verte madrecita
como yo a veces un tanto extraviada
Esto es aquello que en el otoño
la vida te regala.
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