miércoles, 4 de enero de 2012

Laura Férnandez por Javier Calvo


El libro de Laura
y el otro libro de Laura
Por
sigueleyendo
– 14 febrero, 2011Publicado en: Destacados, Javier Calvo, La opinión

JAVIER CALVO

Si la memoria no me falla, que es algo que suele hacer, conocí a Laura Fernández en 2007, durante la promoción de mi novela Mundo maravilloso. Tres años más tarde, la volví a ver durante la promoción de mi novela siguiente, concretamente durante la sesión de fotos de un reportaje de Xavi Ayén sobre los escritores de Barcelona de mi generación en el que estábamos ambos representados. [Laura Fernández, dicho sea de paso, no es de mi generación, sino bastante más joven, pero el propio Ayén ya me avisó de que todas estas cosas son relativas y prácticamente cuánticas]. El caso es que durante la sesión de fotos, sin cortarse un pelo, la señorita Fernández se sacó de la mochila un ejemplar de su novela y me lo puso en la mano con toda la frescura del mundo, diciendo textualmente y sin más –lo juro por Dios– la frase: “Ten, mi libro”. (Los lectores de este blog conocen mis sentimientos hacia este tipo de gestos).

Tal como pude comprobar cuando miré el libro más tarde en casa, Bienvenidos a Welcome (2008), la primera novela de Laura Fernández, estaba publicada en Elipsis Ediciones, que para quienes no lo sepan, es, junto con Saymon, una de las efímeras editoriales fundadas por un extraño personaje llamado Luis Sábat que creyó que podía ganar dinero cometiendo estafas en el mundo de la edición independiente de literatura (!). [El destino de los pobres autores que publicaron libros con Sábat ha sido irregular, por cierto: algunos, como Pilar Bellver, están regalándolos en PDF en su página web; otros como Carlos Zanón han conseguido que una editorial solvente se lo reedite]. En el caso de Fernández, su libro cosechó elogios de gente tan ilustre como Sergio Vila-Sanjuán, Matías Néspolo o Milo Krmpotic, aunque yo confieso que aquel día en que vi el libro por primera vez no me sonaba de nada. Es cierto que por entonces yo todavía andaba medio viviendo en América y estaba casi completamente desconectado de las novedades literarias de España.

Cuando leí el libro, sin embargo, me quedé bastante desconcertado. ¿Cómo era posible que yo no hubiera oído hablar de aquel libro? Subtitulada una “sit-com galáctica”, y provista de un argumento de comedia demasiado indescriptible para ser reproducido aquí, pero rebosante de intrigas mediáticas, objetos celestes que se estrellan en centros comerciales, canciones que provocan suicidios en masa y yo qué sé qué más, Bienvenidos a Welcome se presentaba como un homenaje a Duluth de Gore Vidal, pero lo que parecía en realidad era un libro escrito por Douglas Adams intoxicado hasta el culo de anfetaminas, desquiciado, acelerado, a ratos sin pies ni cabeza y producto de la indigestión galopante de millones de horas de televisión, tebeos y frikismo diverso. En suma, una auténtica obra maestra. La mejor primera novela que yo había leído en muchísimo tiempo.

La pregunta de por qué aquella mujer no era una estrella de la literatura mutante y en cambio sí lo eran las varias docenas de fantoches soporíferos que se paseaban por ahí es una de esas preguntas que uno simplemente se formula sin esperar respuesta. Así que me encogí de hombros y puse el libro en la estantería, me hice amigo de Laura Fernández en facebook para seguir sus progresos y no pensé más en el asunto. Hoy en día, por lo que tengo entendido, Bienvenidos a Welcome es inencontrable, lo cual la convierte en algo así como un incunable del Siglo XXI que me produce gran satisfacción tener en mi casa, pese a que en su primer momento no me hiciera demasiada gracia lo de “Ten, mi libro”. Pero bueno, eso te demuestra que nunca se sabe.

La Historia literaria, sin embargo, dio un giro feliz por una vez en la vida, y el talento recibió su recompensa. Laura Fernández escribió otra novela, Wendolin Kramer, y esta vez encontró un editor como Dios manda, en concreto Elena Ramírez, de Seix Barral, la insigne editora con rizos de Martínez de Pisón, Vila-Matas, Menéndez Salmón e Isaac Rosa, entre otros. Confieso que volví a hacer un ridículo de los míos cuando la editora me mandó la novela para ver si yo le escribía una frase promocional, pero yo estaba estresado porque estaba a punto de irme de viaje y no abrí el paquete hasta dos meses más tarde, a mi vuelta, con lo cual casi me da un telele. Por fin conseguí leerla en las doce horas que me dio Elena para llegar a tiempo a las imprentas y pude colar una frase en la portada. [Tengo que decir en mi descargo que Elena no se molestó en preguntar ni en avisar de que me mandaba el libro, con lo cual se puede decir que aquel envío de Seix Barral era una especie de versión editorial del “Ten, mi libro” de tres años atrás]. En todo caso, mi incredulidad sobre el hecho de que la nueva novela pudiera estar a la altura de Bienvenidos a Welcome se disipó después de leer dos capítulos. Wendolin Kramer es tan buena, divertida y demente como su predecesora, y además resulta, creo yo, más accesible para un público amplio.

Construida a base de una sopa inimaginable de referentes que van de las sitcoms, las comedias indie, las comedias románticas, los tebeos y el imaginario de los superhéroes de los 80, Wendolin Kramer narra las andanzas de su heroína homónima, una freak de 30 años que vive en una rocambolesca familia típicamente “laurafernandeciana”. La madre, por ejemplo, todo el tiempo hace ropa de superhéroes y vive para darse un masaje cada miércoles (tiene un lío con el masajista). La familia entera vive de los concursos que gana Earl (a.k.a Mink y Gus) el pequeño spaniel rosa de la familia, que tiene que ir al psiquiatra porque acaba de perder un concurso de belleza. Wendolin es pelirroja y fan de Super Girl, de quien a veces se disfraza y a veces cree ser ella, y encima se anuncia en la prensa como detective privada.

La trama, igualmente indescriptible, vendría a ser como sigue. En la Barcelona de la novela, la estrella literaria es Vendolin Woolfin, una escritora del XIX que se parece sospechosamente a Virginia Woolf. Entre sus fans están la librera con cara de perro Erlinda Lago, propietaria de la librería Woolfin donde no pueden entrar los hombres. Resulta, sin embargo, que en realidad Woolfin no existe, sino que es una invención de la poderosa y millonaria editora Roberta Glanton. Glanton tiene un amante, Francis Dominó, que es detective y gigoló, pero en realidad siempre ha querido ser escritor. Dominó empezó hace un tiempo a pasarle novelas a Roberta que no eran más que versiones rosa de novelas de Virginia Woolf. Esas novelas volvieron multimillonaria y poderosa a Glanton, que a su vez empezó a mandarle mucho dinero a Dominó, pero lo que éste siempre había querido no es dinero, sino fama. Por eso ahora Dominó amenaza con revelarle la verdad sobre Woolfin a Clay Gómez, un supuesto periodista del New York Times que ahora, por culpa de la crisis, tiene un trabajo de mierda en Europa Press.

Glanton se pone en contacto con Rex Nogueiros, un sicario que en realidad nunca ha matado a una persona, solamente vacas, y le encarga que mate a Dominó. Nogueiros no tiene mucha idea de cómo matar a Dominó, de manera que contesta al anuncio en prensa de Wendolin, donde se anuncia como W. Kramer, detective privado. Creyendo que “W” se refiere a un hombre, concierta una cita con Wen suponiendo que es la secretaria de Kramer. Le encarga a Wen que averigüe el paradero de Dominó al día siguiente para matarlo. Como Wen tampoco tiene ni idea de cómo hacer un encargo así, va a buscar asesoramiento de Marvin Rodríguez, el chaval que tiene la tienda de tebeos Daily Bugle. Y eso, creo recordar, resume bastante bien las primeras cincuenta páginas. Después todo se complica un poco.

Describir una novela de la señorita Fernández, de todas maneras, es un empeño estéril, que solamente se puede acometer desde el humor, que es como ella misma aborda la escritura, un humor punk, a ratos seductoramente naïf y a ratos de un geekismo que tira para atrás. Como digo yo mismo en la portada del libro [ja, ja, ja]: “La obra de Laura Fernández trae un montón de cosas que faltaban en nuestras letras: aventuras, humor, ingenio, hardboiled, el desparpajo del cine indie y un gamberrismo más que sano. En cuanto la lees ya no entiendes cómo podías estar sin ella. Leerla produce la misma euforia que leer a Douglas Adams o a Vonnegut. Y lo más asombroso es la facilidad con que hace todo lo que a los demás nos cuesta tanto”. Sus dos libros llegaron a mis manos sin que yo los pidiera y ni siquiera conociera su existencia. Es por eso, para vengarme de tanto libro no requerido, que ahora escribo este post que tampoco nadie ha pedido. Y lo mando al ciberespacio dirigiéndole a Laura Fernández unas palabras que no pueden ser otras, por supuesto: “Ten, mi artículo”.

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(La novela Wendolin Kramer sale a la venta el próximo día 22 de febrero)

WENDOLIN KRAMER

Laura Fernándezhttp://www.blogger.com/img/blank.gif

SEIX BARRAL




Tomado de http://www.sigueleyendo.es/el-libro-de-laura-y-el-otro-libro-de-laura/

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