Cuando era chico, no sé, siete u ocho años, o más chico, íbamos siempre en tren, no? Y yo siempre agarraba el lado de la ventanilla y primero veía un caballito, cómo el de Anteojito, que corría al lado mío todo el viaje. Después eran dos, después se agregaba un mono, otro mono, un perro, dos lobos. Nunca te lo conté?
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