Me quejo de mí misma porque, de repente, no todo el timpo, ando asustada, medio paranoide, incómoda conmigo misma, buscando un símbolo de paz. Y resulta que me avivo que todes estamos igual sólo que les paranoides le echan la culpa al gobierno o a la situación económica, les asustades le echan la culpa a otres asustades, les incómodes le echan la culpa a sus vínculos y malas relaciones o falta de. Les demás se creen normales y tiran la pelota afuera y yo, como una pelotuda, siempre haciéndome carguito.
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