No recuerdo cómo llegué a Antonina Canyelles, pero desde el primer poema que leí quise más. Su escritura es sintética y profunda, trágica y bestial. Enseguida noté que me recordaba a mi madre –y no es raro: poeta, mallorquina, nacida en los 40… hija de primos también, supe después-. Más tarde me di cuenta de que me recordaba un poco a mí. Traducir a Antonina: descifrar algo que vagamente me concierne. Aquí el intento.
Sólo con palabras
te podría llenar
la cara de bofetadas.
Sólo con palabras
te podría masacrar
la cabeza.
Te podría pelar el corazón
como pelo una papa
nada más con la palabra cuchillo.
* Link en comentarios para leer la nota completa en Revista Ardea.
* Gracias al equipo de esta publicación que amamos hacer.
* Gracias a María Alicia Favot por las ilustraciones increíbles.
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