Trato de evitarlo, de no envenenarme, de no juzgar, de aceptar otras formas de cariño y de relación pero es inútil: odio sus amores mediocres que se debilitan aún más ante mis explosiones afectivas.
Pienso que quien es chiquite quiere chiquite y peor me pega la soberbia pero el orgullo de querer así de intensa pero al pedo si a nadie le gusta.
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