Toda la actualidad en este manifiesto de alfonsina (15 de diciembre, 1983)
By Maria María Moreno
Porque hay nombres de mujeres que no necesitan apellidos.
Porque se puede ser y ser amadas.
Porque desde hoy vamos a implantar un alegre casamiento del horno con la máquina de escribir, de los anteojos “de leer” con las agujas de crochet, de la casa con el barrio, del barrio con la Eternidad (con o sin Borges).
Porque somos hijas de unas madres “que no tuvieron nunca un escritorio” pero que supieron ser poetas inventando canciones de cuna al compás de la campanilla del tranvía, mientras miraban el baile de las cebollas en la sartén y en el patio se levantaba el vapor de la ropa blanca.
Porque no queremos vivir contra nuestras madres, sino ir con ellas hacia un horizonte en donde sus manos ya no nos sostienen pero tampoco nos despiden con un pañuelo de penas.
Porque se puede ser Madre y ser Mujer.
Porque somos hijas de unos padres que aprendieron a ver crecer nuestro cuerpo y nuestro deseo de mujeres sin firmar nuestra condena como jueces, ni levantarnos la mano como déspotas:
Padres que no ganaron laureles en las contiendas masculinas pero supieron fundar su hombría en el trabajo y la resistencia civil.
Porque se puede amar a un padre sin salir a buscarlo en cada hombre.
Porque amamos a hombres que se atrevieron a amarnos sin que fuéramos trofeos de guerra.
Porque deseamos luchar por el país en lugar de entregarle el cuerpo de nuestros hijos.
Porque si hubo una Alfonsina que entró en el mar para buscar la muerte, miles de Venús saldrán de las mismas aguas para cantar al amor y a la vida.
Porque toda charla entre mujeres tiene algo de tanto, de ruido de feria municipal, de traqueteo de tijeras en un flequillo, de ocurrencias lúcidas que nacen y mueren en la madrugada del gallo y del borracho que silba.
Por Eva y por Lilith, por las brujas y las figurantas, por la costurerita que dio aquel mas paso y la Princesa que está triste por Lady Madonna y Janis Joplin, por Milonguita y Madame Ivonne, por Juana la loca y Doña Sisebuta, por Rebeca y Filomena Marturano.
Porque volvamos a conversar como cuando existía el alma.
María Moreno, “¿Por qué?” (Alfonsina, 15 de diciembre de 1983).
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