A veces la maternidá discreta requeriría un poco de pudor, de ubicación en tiempo y espacio, de consideración de la mirada avergonzada del pobre hije. Pero a mi a veces se me nota por demás la alegría, el orgullo, la emoción: se me salen del cuerpo los poemas, las sonrisas, los abrazos, los estados de face.
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