¿Quién no se hubiera tentado? 50 pe la entrada... Pero... pero...
Lindo pensar en la novela de Saer que es magnífica y pasarla tarde juntas pero la ópera, como ópera... no me quedó muy claro qué quisieron hacer. La música horrible, las voces no se entendía, la puesta era original con pantallas y proyecciones pero no se veía bien.
Era el Colón pero... el subsuelo del Colón, sala de experimentación: sin butacas, sillas detrás de cualquier cosa, incomodísimo, puesta extraña pero cero impacto para mi gusto.
Estuvo buena la idea de meter a los actores dentro de un cubo de paredes transparentes sobre las que se proyectaban imágenes y oraciones de la novela. Pero la música era una sucesión de ruidos que no entendí y las voces que cantaban parecían mis sobrinitos cuando inventan en voz alta.
"Traje unos limones y unas brevas para Rooooosaaaaaa..." , cantado con voz de tenor... ??????
Sé que es triste la historia pero en Saer el tema del limonero y su constate ciclo de vida es importante ¿no? Acá ni se veía una hojita ni una flor ni un limoncito amarillo. Todo negro negro negro.
La mejor parte fue cuando apareció el corderito en vivo y en directo, se quedó atadito en escena comiendose unos cositos del piso. Por suerte no cantó.
Nosotras divinas entrando al Colón, hasta creo que camino mejor con sandalias de plataformas que con mis zapatillitas jujeñas.
En la esquina del teatro Colón nos clavamos unos lemon pie y unas tartas de manzana. Qué hermosa es Baires!!!!
Con Edith Anzoategui aprendimos que las tiqueteras de estacionamiento de Baires son honestas porque no te aceptan fichas más allá de las 9 de la noche cuando empieza el horario libre.
Con Sandra Mabel aprendimos que a veces es lo mejor que tus hijos no quieran salir con mamita.
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