Luna en Virgo.
Desde chico se te exigía ser adaptable y maduro, pedir poco y ser ubicado, por lo que desarrollaste prudencia y la reflexividad desde niño. Fuiste grande antes de tiempo, inclusive te sentías más maduro o sensato que tus padres. De adulto, a veces pareciera que, agotado de tanto hacerte cargo de los otros, te rebelás y te vas al otro extremo, teniendo actitudes caprichosas o pueriles para alivianar tanta responsabilidad cargada desde tu infancia. Tendés a ayudar mucho a los otros ya que te resulta más fácil entender las necesidades ajenas que las propias, ya que debiste postergarlas mucho tiempo. Tu mundo emocional es poco convencional, lo que te calma no sigue la típica necesidad de “abundancia de cosas materiales” o “de exacerbación del ego”. Te gusta dar vueltas a las cosas para observarlas desde otro ángulo, teniendo muchas veces una mirada crítica sobre tu vida y la de los demás. Te fascina observar y entender a los otros, tenés un especial radar para darte cuenta de lo que cada persona necesita, destacando tu aspecto servicial. De mente muy aguda, anhelás tener todo explicado y controlado, creyendo que así podrás dominar tus emociones. Sos algo hipocondríaco y quizás maniático de la higiene y del orden, todo tiene que estar organizado y etiquetado al menos en tu cabeza, casi como un antídoto para sentirte en paz con vos mismo.
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